Cualquiera que se intereso por los Oscar, como los premios a lo mejor del cine en la tierra anglosajona, tubo la grata sorpresa de que una película que se podría catalogar como extranjera, ganara tantos premios.
Pero lo importante de esta nota mental, no es la película “Slumdog Millionaire” la cual trae la consigna de presentar otro de los tantos matices de la condición humana que Danny Boyle gusta de presentar en sus filmes, sino es precisamente que a Boyle se le reconozca por la calidad de historia que logra plasmar en la pantalla grande.
Cualquiera que guste del cine sabe que se puede dividir en distintas ámbitos, como el cine comercial, el de arte, documental y experimental, pero el que muchos no conocen y se atreven a ver, es el cine de culto, uno de los claros ejemplos son las películas de Kung-Fu, y que en “Kill Bill: Vol. 1 y Vol. 2”, Tarantino logra plasmar los elementos que logran atraer a los fieles devoradores de filmes.
En el caso del Irlandés Boyle, su película de culto, la cual logra plasmar la ideología de la Generación X y su amor por el punk, drogas, sexo y la vida en el abismo es “Trainspotting” una clara bandera de abandono social, pero no de la sociedad ha estos memorables heroinómanos, sino de ellos a todo el orden social establecido.
Esa increíble imagen en la que Renton es succionado por el escusado, la forma en que presentan la sobredosis y el shock de adrenalina para contrarrestarlo, o cuando el bebe muerto camina por el techo.
Si la Naranja mecánica marco una fotografía de la ultra violencia como respuesta a una sociedad en descomposición, “Trainspotting” o como se le conoce en México “La vida en el abismo”, perfecciona y eleva esa critica social al nivel de cinismo, la forma que desde los 90’s muchos caminamos y vivimos.
“El mundo está cambiando, la música está cambiando, hasta las drogas están cambiando. No puedes quedarte aquí todo el día soñando con la heroína…”
“Tomábamos morfina, diamorfina, ciclocina, codeína, temazepán, nitrazepan, fenobarbital, amital sódico, dextropropoxifeno, metadona, analbufina, pecinina, pentazocina, buprenorfina, dextromoramida, clorometiazol... las calles rebosan drogas que puedes tomar para combatir la infelicidad... y nosotros las tomábamos todas. ¡Joder, nos habríamos inyectado vitamina C si hubiera sido ilegal!”
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